En la ictioterapia o pedicura natural cientos de pececillos se abalanzan sobre tus pies cuando los sumerges en un acuario; devoran entonces las pieles muertas de la epidermis. No es que estén hambrientos, ya que los alimentan por la mañana y por la noche. Con mucha hambre o sin ella, o ya sea porque somos un bocado exquisito, o una mezcla de ambos motivos, cuando mantienes los pies en la cornisa de la pecera decenas y decenas de Garra Rufa –así se denomina a esta especie nativa de Turquía- se arremolinan bajo tus extremidades a la espera del festín.
Los Garra Rufa succionan. Según la propietaria, en Tailandia se usa una especie diferente que tiene dientes y muerde, con el peligro añadido de que pueda provocar alguna enfermedad. ¿Y para qué sirve que tus pies sean pasto de decenas de estos diminutos especímenes?
Beneficios de la ictioterapia, según afirma la propietaria:
- Se absorben las pieles muertas y se dejan así los poros abiertos.
- Los Garra Rufa desprenden una enzima llamada Dithranol –su usa en cremas hidratantes- que suaviza la piel.
- Reactiva la circulación sanguínea debido al masaje que proporcionan las innumerables succiones de los peces.
PD: Tengas o no cosquillas se puede probar esta experiencia sin riesgo alguno a pasarlo mal. Lo de las cosquillas lo digo porque tengo, y muchas. Al principio, te sobresaltas por los diminutos pellizquitos con los que los pececillos bañan tus pies. En los dos minutos siguientes -el tratamiento dura unos 15- la sensación de cosquilleo continúa presente pero pasados estos segundos sólo queda el masaje. El agua se filtra cada pocos minutos para evitar riesgos para la salud, aún así ignoro si la ictioterapia ha superado el método científico. Y una cosa más: ictioterapia y risoterapia van de la mano.
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