martes, 24 de abril de 2012

Sant Jordi en víspera blaugrana


¿En cualquier conflicto se buscan resquicios para la fiesta? Creo que sí. Incluso, en los más salvajes: en las guerras y posguerras. Caminando ayer por Paseo de Gracia, por los mismos lugares en los que tantas veces se movilizan las masas en protesta por los desmanes del sistema, queriendo disfrutar de las rosas y los libros, me asaltaron estas cuestiones. ¿Los mismos que paseaban se manifestaban días atrás? ¿Cómo estamos aún para fiestas? ¿Por qué los jugadores continúan jugando al juego de distracción por excelencia? ¿Y por qué les seguimos el juego? Sencillo: porque ante tanta mala noticia la gente ansiamos dispersión y porque sin esa distracción... y porque quiero -queremos, entiendo- comodidad, calma y no guerra. Y, sobre todo, porque no hay hambre generalizada. Y que no llegue, porque entonces no habría político con cabeza ni mosso con porra que amansara al pueblo hambriento. O sí, no lo sé... siempre queda el ejército.

(Aunque lejos nos queda Bahréin, muchos ya no han soportado ese doble juego).

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