El Parc de la Unitat, del que ya he hablado aquí y en otro blog, se encuentra cerca de mi casa. Perdonen que insista, pero debo hacer hincapié de nuevo en que en este parque hay varios aspectos a mejorar. Algunos imprescindibles y urgentes. Así que si lee este post algún responsable del distrito Horta-Guinardó (Barcelona) tome lo que sigue como consejos de un asesor, gratis, sin estar en nómina.
En la parte baja del parque, junto a la salida del parquin y la calle Lloret de Mar, hay un espacio de tierra con árboles y bancos que
se podría cercar con una valla y convertirlo de forma oficial en lo que de hecho ya es, un pipican. No sólo porque haya excrementos sin recoger, sino porque el mismo consistorio colocó señales que indican que es un lugar para que los perros hagan sus necesidades (ver señal de la foto). El problema es que no está vallado y los críos –puesto que es un parque- juegan por todos los rincones.
Si cerraran como es debido ese espacio, nos podríamos ahorrar, además, algunas de las decenas de cacas que los perros plantan a diario por el resto del parque –césped, cemento y tierra- y que los dueños no recogen y los servicios de limpieza tardan en limpiar. Fíjense que he escrito algunos de los excrementos. Siempre existiría el merluzo que aun habiendo un pipican bien a la vista, haría la vista gorda cuando la mascota defecara fuera (quizás pensando, para tranquilizar su conciencia, que sirve de abono para el césped, como me consta que ya se ha contestado alguna vez cuando a alguien se le ha recriminado que no recogiera la caca de su perro).
En fin, no creo que haya que esgrimir más razones cuando las evidencias caen por su propio peso. Y no creo tampoco que cueste demasiado dinero cercar un espacio de dimensiones razonables para que los perros corran y hagan sus cacas. Según me han dicho, en el Parc Central de Nou Barris, dentro del pipican hay hasta una fuente para que los perros beban (esto ya es opcional, porque los dueños de los canes junto a la bolsita para recoger las heces pueden llevar un cuenco para el agua).
De nuevo, se acerca el verano y el Parc de la Unitat quedará inservible entre las nueve de la mañana y las ocho de la tarde. Ya saben a qué me refiero. El sol pega tan fuerte que no puedes llevar a los críos. En la zona de juegos de arena, aún crecen un par o tres de arbolitos de hoja caduca que proyectan un resquicio de sombra, pero en las otras dos zonas la sombra brilla por su ausencia.
Según parece, árboles no se pueden plantar por el medio del parque porque, además de que es de cemento, debajo está el garaje. Sin embargo, hay pérgolas que ensombrecen algo dos zonas de bancos, pero no las de juegos. No sé bien cómo solucionar este aspecto, ya que en invierno esas sombras sobran. Quizás podría tratarse de parasoles de quita y pon. Se instalan en primavera y se desmontan al otoño. Y quizás parecidos a los que ya hay. En todo caso, los ingenieros y arquitectos contratados por el Ayuntamiento de Barcelona podrían aquí echar un cable.
No acepto como respuesta la palabra imposible. Si el Parc de la Unitat fuera un lugar turístico al que se accediera mediante pago, las mentes pensantes del consistorio ya se las habrían ingeniado para impedir que los beneficios menguaran de forma drástica en verano.
Si pasean una tarde a partir de las cuatro y media o las cinco, comprobarán como los chavales no solo ocupan los tres espacios de juego, sino que también utilizan su imaginación para levantar una pista pequeña de fútbol (como hacíamos de pequeños, señalando las porterías con abrigos o piedras). Pero tienen el problema de que el Parc de la Unitat hace pendiente. No creo que costara mucho construir una pequeña pista de futbol nivelada, cercada y con porterías; no hace falta que sea tan grande como una de fútbol sala. (Eso sí, alertando de que está del todo prohibido jugar a fútbol a partir de las diez de la noche). De este modo, también se podría evitar que los pelotazos rompieran o abollaran los embellecedores metálicos que hay en los tres accesos para peatones del aparcamiento.
Hasta aquí mis consejos y recomendaciones. Pregunten a los vecinos. Sugieran soluciones. Digan algo. La pelota está ahora sobre su tejado, el de la casa consistorial.
Señal en la que se indica a los dueños que recojan los regalos de sus mascotas. Es esta parte la que se podría cerrar con una valla y convertirla en un pipican. |
Imprescindible y urgente: un pipican
En la parte baja del parque, junto a la salida del parquin y la calle Lloret de Mar, hay un espacio de tierra con árboles y bancos que
se podría cercar con una valla y convertirlo de forma oficial en lo que de hecho ya es, un pipican. No sólo porque haya excrementos sin recoger, sino porque el mismo consistorio colocó señales que indican que es un lugar para que los perros hagan sus necesidades (ver señal de la foto). El problema es que no está vallado y los críos –puesto que es un parque- juegan por todos los rincones.
Si cerraran como es debido ese espacio, nos podríamos ahorrar, además, algunas de las decenas de cacas que los perros plantan a diario por el resto del parque –césped, cemento y tierra- y que los dueños no recogen y los servicios de limpieza tardan en limpiar. Fíjense que he escrito algunos de los excrementos. Siempre existiría el merluzo que aun habiendo un pipican bien a la vista, haría la vista gorda cuando la mascota defecara fuera (quizás pensando, para tranquilizar su conciencia, que sirve de abono para el césped, como me consta que ya se ha contestado alguna vez cuando a alguien se le ha recriminado que no recogiera la caca de su perro).
En fin, no creo que haya que esgrimir más razones cuando las evidencias caen por su propio peso. Y no creo tampoco que cueste demasiado dinero cercar un espacio de dimensiones razonables para que los perros corran y hagan sus cacas. Según me han dicho, en el Parc Central de Nou Barris, dentro del pipican hay hasta una fuente para que los perros beban (esto ya es opcional, porque los dueños de los canes junto a la bolsita para recoger las heces pueden llevar un cuenco para el agua).
Imprescindible: parasoles
De nuevo, se acerca el verano y el Parc de la Unitat quedará inservible entre las nueve de la mañana y las ocho de la tarde. Ya saben a qué me refiero. El sol pega tan fuerte que no puedes llevar a los críos. En la zona de juegos de arena, aún crecen un par o tres de arbolitos de hoja caduca que proyectan un resquicio de sombra, pero en las otras dos zonas la sombra brilla por su ausencia.
Según parece, árboles no se pueden plantar por el medio del parque porque, además de que es de cemento, debajo está el garaje. Sin embargo, hay pérgolas que ensombrecen algo dos zonas de bancos, pero no las de juegos. No sé bien cómo solucionar este aspecto, ya que en invierno esas sombras sobran. Quizás podría tratarse de parasoles de quita y pon. Se instalan en primavera y se desmontan al otoño. Y quizás parecidos a los que ya hay. En todo caso, los ingenieros y arquitectos contratados por el Ayuntamiento de Barcelona podrían aquí echar un cable.
No acepto como respuesta la palabra imposible. Si el Parc de la Unitat fuera un lugar turístico al que se accediera mediante pago, las mentes pensantes del consistorio ya se las habrían ingeniado para impedir que los beneficios menguaran de forma drástica en verano.
Opcional: pista de fútbol
Si pasean una tarde a partir de las cuatro y media o las cinco, comprobarán como los chavales no solo ocupan los tres espacios de juego, sino que también utilizan su imaginación para levantar una pista pequeña de fútbol (como hacíamos de pequeños, señalando las porterías con abrigos o piedras). Pero tienen el problema de que el Parc de la Unitat hace pendiente. No creo que costara mucho construir una pequeña pista de futbol nivelada, cercada y con porterías; no hace falta que sea tan grande como una de fútbol sala. (Eso sí, alertando de que está del todo prohibido jugar a fútbol a partir de las diez de la noche). De este modo, también se podría evitar que los pelotazos rompieran o abollaran los embellecedores metálicos que hay en los tres accesos para peatones del aparcamiento.
En verde, la zona que podría vallarse y convertirse en pipican; en rojo el lugar para la pequeña pista; y en azul, las zonas de juego infantil sin sombra. |
¡Ya saben, si les gusta el blog o el post compartan. Más, si son del barrio, usan el parque y saben de qué les hablo!
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