Tienes una idea y tú –yo- eres el primero en vetarla, en
salpicarla de objeciones que caen sobre tu ingenio con la rapidez a la que se
desploman árboles sobre la jungla de la Amazonia. El pesimismo judeocristiano inunda
las mentes aunque uno se etiquete de ateo, agnóstico o budista. (Bueno, hablo
siempre, en general; la excepción confirma la regla, que se dice
coloquialmente). Y el segundo asesino es el prójimo. Los noes crecen como setas
cuando alguien dice algo diferente. Al final, muchos optan por callar. Y la espiral del silencio hace el resto.
(Tampoco es que encumbre a los que atacan a los pesimistas o negativos –“gente tóxica”, que ahora se les
llama, dentro de la oleada de libros sobre felicidad que medran en occidente desde
hace siglos, aunque en las últimas décadas de forma especial-)
A través de inteligenciacreativa
¿Hubiera dicho el “tóxico” actual: “Sí, ya, la rueda provoca cientos de miles de muertes al año”? ¿Pero es la rueda, el motor, el freno, la borrachera, la velocidad, la carretera, la mala señalización…?
¿Hubiera dicho el “tóxico” actual: “Sí, ya, la rueda provoca cientos de miles de muertes al año”? ¿Pero es la rueda, el motor, el freno, la borrachera, la velocidad, la carretera, la mala señalización…?
No hay comentarios:
Publicar un comentario