Silencio por la paz

Barcelona, plaza Sant Jaume, epicentro del poder ejecutivo catalán -lo que haya-. En la esquina, junto al Carrer del Bisbe, media docena de personas guardan 30 minutos de silencio. Dos de ellos sostienen carteles. Más panfletos colocados en el suelo claman por la paz y convidan a los transeúntes a unirse al grupo, que cada jueves de siete a siete y media de la tarde desde hace 30 años se congregan en la plaza para invitar a reflexionar sobre la paz. Lo explican dos de los integrantes de “Artesanos de la paz” (antes de sus declaraciones puedes guardar 30 segundos de silencio viendo unas fotos, si no salta al segundo 31):





Ayer, jueves 20 de octubre, no les pregunté si creían que su acción había servido para algo. Una vez en casa, enciendo internet: “ETA anuncia el fin de la lucha armada”. La banda no ha anunciado su disolución, no. En 2006, hablaron de una tregua indefinida y a los nueve meses, volaron la T4. (Por cierto, para los amantes de serendipias, aquel día ejecutaron a Saddam Hussein, ayer a Gadaffi). Cabe decir que cuando anunciaron hace cinco años su “alto el fuego permanente” la euforia se desató de inmediato. Por entonces pensé que aunque ETA volviera a las armas -como hizo- estaba iniciando su fin. Espero que no me equivocara y que ahora sí que abandonen de verdad las armas.

“Artesanos por la paz” copió su nombre de un grupo similar que había en Estrasburgo en 1981. Ignoran si aquellos continúan. El canto silencioso por la paz que cada jueves reúne al grupo frente a la Generalitat denuncia el desmesurado gasto en armamento, que puede “destruir 15 veces nuestro planeta” -aseguran en un folleto que reparten- o los 50 millones de euros diarios que gasta España en armas.

El próximo mes de diciembre “Artesanos de la paz” cumplirá tres décadas exactas desde su fundación. ¿Y si durante cada jueves de diciembre acrecentamos el grupo para que el grito del silencio ensordezca el estruendo de las armas? Al fin y al cabo, se trata de “Indignados”veteranos.