Como en tantas otras manifestaciones, los eslóganes pululaban por doquiera mirabas. Contra la LOMCE (Ley Orgánica de Mejora de la Calidad Educativa) -que ha sido muy criticada hasta por el Consejo de Estado-, y contra el ministro Wert y la consellera Rigau, a quienes se les exigía la dimisión. La manifestación –convocada en la jornada de huelga del sector público educativo en 30 ciudades españolas- también protestaba contra los recortes.
Cada dos por tres hay protestas en Barcelona y en muchas otras ciudades, pero pocas veces –salvo en las huelgas generales- hacen piña entre sí los diversos sectores. No me imagino a la sanidad, a los transportistas ni mucho menos a pensionistas y autónomos (¡uy, si se unieran los autónomos, sobre todo, los autónomos!) tomando las calles a la par cada vez que una de las partes convocara una huelga o una manifestación. Dos días duraba cualquier gobierno. En Catalunya, en España y en Europa.
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