La Organización Internacional del Trabajo (OIT) afirma que casi 21 millones de personas en el mundo trabajan de forma forzosa. Según la organización Free the Slaves, entidad que libera esclavos por todo el globo, cerca de 27 millones de personas están esclavizadas en la actualidad. Para algunos organismos religiosos estas cifras se quedan muy cortas. La Confederación Española de Religiosos indica que existen unos 400 millones de niños esclavos. Lo cierto es que conocer la cifra a ciencia cierta es complicado. Una de las razones de peso es que, a diferencia de la antigua, la esclavitud moderna está prohibida.
Este mapa refleja las víctimas de trabajo forzoso, según la OIT. Para ver mapa de Free Slavery, clica aquí. |
La esclavitud moderna no solo tiene que ver con sueldos míseros y condiciones infrahumanas que podamos conocer más a menudo por nuestras regiones. Kevin Bales, cofundador de Free the Slaves, aclara que los 27 millones se refieren a personas obligadas a trabajar todos los días sin cobrar un duro y bajo la amenaza de violencia. Coinciden ambas posiciones con la definición que propone la Convención sobra la Esclavitud de Naciones Unidas: “La esclavitud es el estado o condición de un individuo sobre el cual se ejercitan los atributos del derecho de propiedad o algunos de ellos”.
¿En qué se diferencia la esclavitud actual de la “tradicional”?
Un motivo ya lo hemos avanzado. Ahora es ilegal. El segundo es económico: el valor de un esclavo a día de hoy es el más bajo de la historia (debido a la cantidad de población, la miseria rampante y el caso omiso a las leyes). “El precio medio de un ser humano hoy es de 90 dólares”, sostiene Kevin Bales, que añade que liberar a un esclavo cuesta de media unos 400 dólares. Unos 30.000, en Estados Unidos, o unas decenas en la India. Por liberar, esta organización entiende también la reinserción en la sociedad. El coste de emancipar a los 27 millones de esclavos asciendería a 10.800 millones de dólares, cifra unas cuatro veces inferior al beneficio que genera la esclavitud al año –unos 40.000 millones-, según las mismas fuentes. Como ya dice Bales en el vídeo, 10.800 millones no es tanto. Cinco bombarderos Spirit de última generación –los reactores invisibles a los radares- costarían 12.000 millones de dólares.
[El dinero es necesario para la reinserción, pero, a mi juicio, y no es una crítica a la entidad de Bales, sino a la ineficacia de las leyes e instituciones públicas responsables en cada país y caso, es deplorable que se haya de pagar para liberar, cuando lo que debería hacerse es detener, juzgar y condenar a las mafias y a los “dueños” de otras personas].
El gancho, el trabajo
Según la UNESCO, la esclavitud doméstica, el trabajo forzoso para el Estado, la prostitución forzada, los matrimonios forzosos, la esclavitud en tiempos de guerra, o por deudas y contratos esclavistas constituyen las formas más comunes de la esclavitud moderna. Bales subraya además que muchos de los esclavos trabajan en faenas que perjudican el medioambiente. Asimismo, asegura que la mayoría de personas fueron esclavizadas bajo promesas de un trabajo, y menos por raptos o golpes. Además, en la India existe la esclavitud hereditaria y hay personas que nunca han conocido la libertad.
La UNESCO ha instaurado dos días al año para recordar la esclavitud pasada y para combatir a la presente. Cada 2 de diciembre se celebra el Día Mundial para la Abolición de la Esclavitud, y el 25 de marzo, el Día Internacional de recuerdo de las víctimas de la esclavitud y de la trata transatlántica de esclavos. ¿Cuántos productos que consumimos estarán manchados por la ignominia de la esclavitud? ¿Decenas, centenares, miles?
Sin ir más lejos, el domingo pasado TV3 emitió el reportaje "Made in China", sobre las condiciones laborales de los trabajadores de la compañía china Foxconn -que fabrica, entre otros, el iPhone5 de Apple-. Ya no nos pueden vender que, para los chinos, los sueldos que cobran allí están bien. En el mencionado reportaje, varios trabajadores denuncian las condiciones denigrantes en las que trabajan y viven. ¿Aguantarán los chinos? ¿Se alzarán? Como decía una tuitera cuyo nombre no recuerdo, el peligro es que el modelo chino es la tendencia.
***
Recuerda que puedes inscribirte al blog introduciendo tu dirección de correo en la parte superior de la columna de la derecha. Y que, faltaría más, puedes compartir el artículo en redes sociales.
También existe otro tipo de esclavitud, aquí en España, que no es tan dramática como los casos que se describen en este articulo, pero si se desarrolla de forma mas amplia, basada en el miedo a perder el empleo.
ResponderEliminarEn el gremio de hostelería por ejemplo, muchos trabajadores cumplen sus 40 horas de trabajo según contrato y trabajan de 10 a 20 horas más como esclavos, no estoy hablando de horas extras, ya que estas nunca se cobran, estoy hablando que un 25%- 50% del trabajo que se realiza es en condición de esclavitud, y esto ocurre de forma tan habitual, que se ve como algo normal. Yo pienso que en un país donde hay tanto desempleo esto se tendría que denunciar.
Sí, y también cuando se rebajan sueldos, el "trabajar más por menos", o cuando se recortan servicios sociales y suben los precios de productos básicos, incluida energía, y los impuestos.
ResponderEliminarEn cuanto a lo de los camareros, siempre me ha hecho "gracia" cuando para el periodo estival entrevistan en la tele a propietarios de bares y restaurantes que se lamentan de la falta de camareros profesionales. Ahí se acaba la cita, el periodista no le pregunta -o si lo hace no aparece- cuánto cobra ese camarero y en qué condiciones trabaja.
Saludos