domingo, 24 de marzo de 2013

¿Una revolución española?

La mayoría de tertulianos y el presentador del programa de La Sexta Noche de este sábado calificaron como violenta la protesta escrache promovida por la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH). Añadían que la PAH caminaba a un paso de perder la simpatía que el movimiento ha aglutinado en los últimos meses gracias a su lucha contra los desahucios. Escrache consiste en protestar junto a la vivienda del diputado que ha rechazado la dación en pago, el alquiler social y la paralización de los desahucios, para que sienta el aliento del malestar social muy cerca suyo. La PAH, según su protocolo, dice así:
“(…) nos concentraremos delante de la vivienda del diputado/a con cacerolas, pitos, equipos de música, etc, para que esta persona no viva ajena a las dramáticas consecuencias que su comportamiento está ocasionando a miles de personas y sienta la incomodidad en sus actos cotidianos (comprar el pan, ir al trabajo, al cine, etc) ya que todo el vecindario estará informado por carteles y las diferentes manifestaciones en la puerta de su casa de su actividad".
La Plataforma destaca el cariz pacífico de esta protesta, pero no es lo mismo manifestarse en Plaça Catalunya, en la Puerta del Sol, frente al Congreso o en el Parlament, que plantarse ante las casas de los políticos y atosigarlos con pitos y caceroladas a su paso. Ser diana de escrache no debe de ser agradable, justo lo que, precisamente, se busca también con la acción. Por lo menos el periodista Jesús Maraña recordó en el programa que los desahucios también son violentos. Ni una cosa ni la otra, venía a decir.



Cada día que pasa hay más peligro de que alguien use la violencia (y no me refiero a escrache, que considero muchísimo menos violento que un desahucio). Los desalojos han crecido de forma desmesurada desde que empezó la crisis, el paro continúa por las nubes y los recortes sociales están a la orden del día y se incrementarán este año. Y por si fuera poco, el tufo a corrupción en política y otras instituciones adereza este clima aciago. Indicaba en un post anterior que cada vez más los ciudadanos identifican político y ladrón como palabras sinónimas, pese a que la mayoría de políticos sean honrados. Flaco favor se hace a la democracia si periodistas y políticos se hacen los ingenuos, como si un acto de violencia en la calle surgiera de la nada. Si la situación no mejora de forma notable, se alimenta un caldo de cultivo que en nada ayuda a mantener la paz social.

Manifestación del 15M el 19 de julio de 2011
Protesta de los indignados, el 19 de julio de 2011, en Barcelona, a su paso por Vía Layetana. "La revolución no será televisada", avisaba el cartel que sostiene el manifestante. (Foto: Felipe Blasco)
¡Alto!, que no justifico la violencia (de la que, sin embargo, estamos rodeados), solo constato lo que hay. A mayor enfado, mayor peligro. ¿Cuánto tiempo aguantará la sociedad bajo estas condiciones antes de que haya un estallido social? Padres, madres y jubilados sostienen a muchos parados. Eso, hoy por hoy, es el salvavidas del gobierno. Eso y que el pueblo no está unido, aunque hay quienes creen que poco a poco se está apiñando, como opina el camionero indignado en sus invectivas a la clase política. Si ocurriera algo más grave, ¿aún habría alguien que se sorprendiera? Esperemos que continúe vigente uno de los lemas del 15-M: "Vamos lentos porque vamos lejos".

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Por cierto, esta semana desvelaré qué hacía en Collserola cuando se me cruzó un jabalí.

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