Este
no es un post de fútbol. Ya lo he dicho alguna vez: quienes me conocen saben que el deporte en general y éste en particular -tan religioso él- no me quitan el sueño. No me vanaglorio de ello, pero tampoco lo escondo. Confieso que pertenecía al colectivo al que Piqué había invitado a quedarse en casa –si hubiera sido socio del Barça, se entiende- por creer que el Barcelona este martes perdería ante el Milán. Demasiada presión negativa en el ambiente, razonaba para mí mismo.
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Cruyff con fans japoneses en el verano de 1982 (Foto: Anefo / Bogaerts) |
Pero nada más conocer el resultado del partido, recordé las palabras del defensa azulgrana en la rueda de prensa del día anterior:
“Y llegó Cruyff y nos cambió la mentalidad”. Vaya si la cambió... El Barça no dio el partido por jugado antes de jugarlo y no desfalleció ante la adversidad. Disfrutó y triunfó. Pero esta mutación me sorprendió aún más en la respuesta que Xavi Hernández ofreció a un periodista de TV3 tras el encuentro. Le pregunta el entrevistador que a qué equipo prefiere no enfrentarse en cuartos. Y el centrocampista le suelta que no le preocupa y que son los otros clubes quienes desean evitar al Barça.
El Barcelona ha pasado
de sentirse segundón y sufridor a sentirse líder y disfrutar del juego. Me parece que necesito un Cruyff. Me parece que
muchos necesitan un Cruyff. Ya les había advertido de que este no era un post de fútbol.
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